Joël Dicker, el aclamado escritor suizo conocido por sus bestsellers como ‘La verdad del caso Harry Quebert’ y ‘La desaparición de Stéphanie Mailer’, ha dado un giro significativo en su carrera literaria. Su nuevo libro, ‘La muy catastrófica visita al zoo’, está dirigido a un público joven, pero aborda temas complejos como la educación y la democracia a través de la perspectiva de un niño. En una reciente entrevista, Dicker compartió sus reflexiones sobre la importancia de la lectura en un mundo cada vez más dominado por la tecnología.
El autor considera que escribir para jóvenes no es solo un acto de rebeldía contra el dominio de las pantallas, sino una forma de reivindicar el poder transformador de la lectura. Dicker enfatiza que, al igual que se alienta a los jóvenes a cuidar su alimentación y hacer ejercicio, también se debe fomentar la lectura. «La lectura en papel activa el cerebro de manera diferente», explica, señalando que esta práctica moviliza áreas cerebrales relacionadas con la empatía y la comprensión profunda, habilidades esenciales para el desarrollo personal.
En su nuevo libro, Dicker utiliza la voz de un niño para abordar temas como la democracia y la censura, lo que le permite tratar estos asuntos con una libertad que a menudo no se encuentra en la literatura destinada a adultos. «Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para hablar de cuestiones fundamentales», afirma, subrayando la importancia de la educación en la formación de ciudadanos responsables.
Cuando se le pregunta sobre la calidad de la educación actual en comparación con la que él experimentó, Dicker sostiene que la clave no es si ha mejorado o empeorado, sino cómo se puede mejorar en el futuro. La escuela, según él, es un lugar crucial en la vida de los niños, y debe ser un entorno enriquecedor y justo. En este sentido, Dicker se muestra optimista sobre el futuro de los niños criados en la era digital, siempre que se les enseñe a navegar tanto en el mundo digital como en el mundo del papel.
El autor también aborda el tema de la inteligencia artificial, afirmando que el problema no radica en la tecnología en sí, sino en cómo se utiliza. «Podemos tener las mejores herramientas, pero si no las utilizamos con conciencia y ética, todo se vuelve problemático», advierte. Esta reflexión se extiende a su visión sobre la democracia, que considera en peligro debido a la falta de responsabilidad de la ciudadanía. Dicker critica la superficialidad de las opiniones expresadas en redes sociales, argumentando que la democracia requiere profundidad y reflexión.
Finalmente, Dicker defiende la literatura como un medio poderoso contra la intransigencia. «La literatura abre la mente y nos ayuda a comprender a los demás», concluye, reafirmando su creencia en el papel fundamental que juega la lectura en la formación de una sociedad más empática y consciente. A medida que avanza en su carrera, Dicker continúa explorando la intersección entre la literatura, la educación y la responsabilidad cívica, instando a las nuevas generaciones a no solo consumir contenido digital, sino a sumergirse en el mundo de los libros.