La comunidad educativa y los vecinos de Gijón se encuentran en estado de shock tras la trágica muerte de Lucía Pérez Expósito, una profesora de 45 años que perdió la vida en un accidente doméstico en su hogar en Granda. Este suceso ha dejado una profunda huella en quienes la conocieron, quienes se han unido para rendir homenaje a su memoria y legado.
La tarde del último día de septiembre, el tanatorio de Cabueñes se convirtió en un lugar de duelo, donde amigos, familiares y colegas se reunieron para despedir a Lucía. Las lágrimas y el dolor se hicieron presentes mientras compartían recuerdos y anécdotas sobre una mujer que dedicó su vida a la enseñanza y al bienestar de sus alumnos. «Siempre recordaremos tu sonrisa. Parabas el tiempo para escucharnos», expresó una de sus amigas, Alicia Fernández, quien destacó la capacidad de Lucía para conectar con los demás y su inquebrantable espíritu.
### Un legado de amor y enseñanza
Lucía Pérez Expósito no solo fue una profesora, sino también una madre entregada y una amiga leal. Natural del barrio de La Arena, había residido en Granda durante más de una década, donde se ganó el cariño de la comunidad. Su carrera docente la llevó a trabajar en varias instituciones educativas, incluyendo el colegio Noega y el CRA de La Marina, donde dejó una marca imborrable en sus alumnos y colegas.
El director del CRA de La Marina, Lluismi Orviz, recordó a Lucía como una persona que siempre estaba dispuesta a ayudar, tanto a sus alumnos como a sus compañeros. «No me lo creo», confesó, reflejando el sentimiento de incredulidad que muchos sienten ante esta pérdida. Lucía era conocida por su dedicación y su compromiso con la educación, así como por su activismo en pro de los derechos LGTBI+, lo que la convirtió en una figura respetada y admirada en la comunidad.
La noticia de su fallecimiento resonó en toda la parroquia, dejando a muchos sin aliento. Una vecina comentó: «La parroquia entera se quedó sin aliento al leer la noticia», evidenciando el impacto que tuvo Lucía en la vida de quienes la rodeaban. Su legado no solo se limita a su labor como docente, sino que también se extiende a su papel como activista y defensora de los derechos de la comunidad LGTBI+.
### Un homenaje que perdurará en el tiempo
El dolor por la pérdida de Lucía se ha transformado en un compromiso por honrar su memoria. Sus amigas han planeado un homenaje en diciembre, coincidiendo con el mes de su cumpleaños, donde celebrarán su vida y legado. «Como ella hubiera querido, con una fiesta la despediremos», afirmó Fernández, subrayando la importancia de recordar a Lucía con alegría y amor.
El evento se perfila como una oportunidad para que la comunidad se una y celebre la vida de una mujer que enseñó a muchos a «seguir bailando sin música», como ella misma solía decir. Este homenaje no solo será un tributo a su vida, sino también un recordatorio de la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo en momentos de dolor.
La historia de Lucía Pérez Expósito es un testimonio de cómo una persona puede tocar tantas vidas y dejar un legado duradero. Su pasión por la enseñanza, su amor por sus hijos y su compromiso con la justicia social son aspectos que seguirán inspirando a quienes la conocieron. En un momento en que la comunidad se enfrenta a la tristeza, el recuerdo de Lucía se convierte en un faro de esperanza y amor, recordándonos la importancia de vivir plenamente y de cuidar los unos de los otros.