La reciente partida del Papa Francisco ha dejado una profunda huella en el mundo católico y más allá. Su médico personal, Sergio Alfieri, ha compartido detalles conmovedores sobre las últimas horas del Pontífice, revelando una relación de confianza y respeto que se forjó a lo largo de los años. Este artículo explora los momentos finales de Francisco, así como su legado y la conexión que mantuvo con su médico hasta el final.
La relación médico-paciente
Desde que Sergio Alfieri comenzó a atender al Papa en 2021, se estableció un vínculo especial entre ambos. Alfieri, un médico italiano con una carrera destacada, fue quien diagnosticó al Papa con una enfermedad diverticular grave, lo que llevó a una operación en secreto. Este acto de confianza marcó el inicio de una relación que se consolidó con el tiempo. En una reciente entrevista, Alfieri recordó cómo, a pesar de la gravedad de la situación, el Papa siempre mostró un espíritu optimista y una voluntad de seguir adelante.
La última conversación entre ambos tuvo lugar un sábado, justo antes de que Francisco entrara en coma. Alfieri describió al Pontífice como «muy bien» y recordó que habían compartido un momento agradable alrededor de una ‘crostata scura’, un postre italiano. En esa conversación, Francisco expresó su deseo de reunirse con su equipo médico, lo que demuestra su compromiso con su salud y su deseo de mantener una conexión con aquellos que lo cuidaron. Sin embargo, la situación cambió drásticamente en los días siguientes, llevando a un desenlace inesperado.
El momento final
El lunes, cuando Alfieri fue llamado a la residencia de Santa Marta, se encontró con un Francisco en coma, con los ojos abiertos pero sin respuesta. A pesar de la insistencia de su asistente, Massimiliano Strappetti, Alfieri decidió no trasladarlo al hospital, ya que consideraba que el riesgo de que el Papa falleciera durante el transporte era demasiado alto. Esta decisión refleja no solo la profesionalidad de Alfieri, sino también el deseo del Papa de permanecer en su hogar en sus últimos momentos.
Durante la hora que pasó en la habitación del Papa, Alfieri y el personal médico se dedicaron a la oración, un acto que resalta la espiritualidad que siempre acompañó a Francisco. La presencia del cardenal Parolin, quien se unió a ellos para rezar el rosario, añadió un toque de solemnidad a esos momentos finales. Alfieri se sintió privilegiado por poder despedirse de Francisco de una manera tan íntima, dándole una caricia como último adiós.
El legado del Papa Francisco
Francisco dejó un legado que va más allá de su papel como líder espiritual. Su enfoque en la humildad, la compasión y el servicio a los demás resonó en millones de personas alrededor del mundo. A lo largo de su papado, promovió la paz, la justicia social y el cuidado del medio ambiente, convirtiéndose en una voz influyente en temas globales.
Su estilo de liderazgo, caracterizado por la cercanía y la empatía, lo convirtió en un Papa querido por muchos. A pesar de los desafíos que enfrentó, incluyendo problemas de salud, nunca perdió su pasión por el trabajo y su deseo de servir a la Iglesia y a la humanidad. Alfieri destacó que regresar al trabajo fue parte de la terapia para Francisco, quien siempre buscó mantenerse activo y comprometido con su misión.
La muerte de Francisco, aunque inesperada, no debe ser vista como un final, sino como un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia. Su visión y enseñanzas continúan inspirando a muchos, y su legado perdurará en las acciones de aquellos que siguen su ejemplo. La relación entre Francisco y Alfieri es un testimonio de la humanidad que puede encontrarse incluso en los momentos más difíciles, recordándonos la importancia de la compasión y el cuidado en la atención médica.
En un mundo que a menudo parece dividido, el mensaje de unidad y amor que promovió Francisco sigue siendo relevante. Su vida y su partida nos invitan a reflexionar sobre cómo podemos contribuir a un mundo más justo y solidario, siguiendo el camino que él trazó con tanto esfuerzo y dedicación.