El pianista islandés Víkingur Ólafsson ofreció un concierto memorable en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, cerrando las Jornadas de Piano con una actuación que dejó una profunda impresión en el público. Nacido en 1984, Ólafsson ha sido reconocido por su excepcional talento, incluyendo un premio Grammy en 2025 por su interpretación de las ‘Variaciones Goldberg’ de Bach. Su habilidad técnica se complementa con un don poco común: la sinestesia auditiva-visual, que le permite asociar notas musicales con colores, lo que añade una dimensión única a su interpretación.
El concierto, que tuvo lugar el miércoles, se caracterizó por su continuidad, ya que Ólafsson interpretó todas las obras del programa sin pausas, creando una experiencia musical fluida y envolvente. Este enfoque no solo resaltó la conexión entre las obras de Bach, Beethoven y Schubert, sino que también permitió al público sumergirse en una corriente musical que parecía no tener fin.
La sutileza y la capacidad de matización de Ólafsson son cualidades que lo distinguen como pianista. Su interpretación del ‘Preludio Nº 9 en mi mayor’ de Bach fue delicada y reflexiva, estableciendo un tono introspectivo desde el inicio. A medida que avanzaba el concierto, la forma clásica de sonata se fue disolviendo en la ‘Sonata Nº 27 en mi menor’ de Beethoven, que, a pesar de su carácter dramático, fue interpretada con una sensibilidad poética que resonó profundamente con la audiencia.
Ólafsson continuó su viaje musical con la ‘Partita Nº 6 en mi menor’ de Bach, donde retomó la esencia del compositor, creando un nuevo episodio dentro de la misma corriente musical. La interpretación de la ‘Sonata Nº 7 en mi menor’ de Schubert, que se asemeja a la estructura de la sonata de Beethoven, fue igualmente cautivadora. La elección de interpretar esta obra en dos movimientos, en lugar de la versión más común que incluye un scherzo, reforzó la conexión entre ambos compositores.
El programa culminó con la ‘Sonata Nº 30 en mi mayor’ de Beethoven, una obra que destaca por su aliento romántico y su complejidad emocional. La interpretación de Ólafsson fue sublime, llena de poder y lirismo, especialmente en el último movimiento, que se basa en la idea de variación. La ovación que recibió al finalizar fue un testimonio del impacto que tuvo en el público, que respondió con entusiasmo y numerosos aplausos.
Como es habitual en sus presentaciones, Ólafsson ofreció tres propinas al final del concierto. Entre ellas, se identificaron el ‘Andante’ de la ‘Sonata para órgano en si menor’ de Bach y una versión pianística del ‘Preludio en mi menor’ de ‘El clave bien temperado’, que cerraron una velada musical que, según algunos asistentes, fue ‘muy verde’, en referencia a la paleta de colores que el pianista evoca a través de su sinestesia.
El evento no solo destacó la maestría técnica de Ólafsson, sino también su capacidad para conectar emocionalmente con el público. Su estilo interpretativo, que combina la precisión con una profunda sensibilidad, permite que cada obra resuene de manera única, llevando a los oyentes a un viaje musical que trasciende el tiempo y el espacio. La experiencia de escuchar a Ólafsson es, sin duda, un regalo para los amantes de la música clásica, y su actuación en Oviedo fue un claro ejemplo de su talento excepcional y su dedicación al arte del piano.