La reciente decisión del Tribunal Supremo de España ha marcado un hito importante en la lucha por los derechos de las personas con discapacidades severas. En un caso emblemático, un cuponero de la ONCE ha conseguido que su grave ceguera sea reconocida como gran invalidez, tras un largo proceso judicial que ha puesto de relieve las dificultades que enfrentan muchos ciudadanos al intentar obtener el reconocimiento de su incapacidad permanente. Este artículo explora los detalles de este caso y las implicaciones que tiene para el sistema de Seguridad Social en el país.
### Un Caso de Lucha y Perseverancia
El litigio comenzó cuando un hombre de 50 años, que ha trabajado como vendedor de cupones de la ONCE desde 1991, demandó al Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) tras la denegación de su solicitud de incapacidad permanente. Este trabajador había sido diagnosticado con retinosis pigmentaria bilateral desde su adolescencia, una condición que ha ido empeorando con el tiempo, llevándolo a una ceguera total funcional. A pesar de contar con un perro guía desde 2015 y de que su agudeza visual se había deteriorado hasta el punto de no poder percibir luz en un ojo y tener solo una percepción luminosa en el otro, el INSS inicialmente rechazó su solicitud.
El Juzgado de lo Social número 7 de Zaragoza fue el primero en reconocer su situación, declarando la gran invalidez y fijando una base reguladora de 2.599,44 euros mensuales, además de un complemento de gran invalidez de 1.376,14 euros. Este fallo fue confirmado por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, que subrayó la necesidad de asistencia de una tercera persona para realizar los actos más básicos de la vida diaria, un aspecto crucial en la evaluación de la gran invalidez.
La clave del caso radica en la valoración de la autonomía del demandante. Los jueces enfatizaron que no se trataba solo de medir la capacidad visual en términos técnicos, sino de considerar cómo la ceguera afecta su vida cotidiana. Este enfoque se alinea con una tendencia más amplia en la jurisprudencia española, que aboga por una evaluación individualizada de cada caso.
### Implicaciones para el Sistema de Seguridad Social
La decisión del Tribunal Supremo no solo resuelve el caso particular del cuponero, sino que también establece un precedente importante para futuras solicitudes de gran invalidez. La resolución confirma que la gran invalidez debe ser reconocida cuando hay evidencia clara de que la persona no puede realizar por sí misma los actos básicos de la vida diaria y necesita apoyo continuo de terceros. Esto es especialmente relevante en un contexto donde muchas solicitudes de incapacidad son rechazadas inicialmente, lo que obliga a los solicitantes a recurrir a la vía judicial para obtener el reconocimiento que merecen.
El INSS intentó reabrir el debate sobre este caso a través de un recurso de casación, pero el Tribunal Supremo desestimó su solicitud, reafirmando la firmeza de la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Este fallo es un claro mensaje a la Seguridad Social sobre la importancia de considerar la realidad funcional de las personas con discapacidades severas, más allá de los criterios estrictamente médicos.
Además, la sentencia resalta la necesidad de un enfoque más humano y comprensivo en la evaluación de la incapacidad permanente. La gran invalidez no debe depender únicamente de umbrales oftalmológicos, sino de cómo la discapacidad afecta la vida diaria de la persona. Como se destacó en la resolución, una persona con una ausencia casi total de visión carece de las facultades necesarias para realizar actividades tan básicas como alimentarse sin la ayuda de otra persona.
Este caso también pone de manifiesto las dificultades que enfrentan muchas personas con discapacidades en su interacción con el sistema de Seguridad Social. A pesar de contar con diagnósticos claros y evidencias funcionales, muchos solicitantes se ven obligados a luchar durante años para obtener el reconocimiento de su situación. La gran invalidez, como se ha demostrado, no es solo un derecho económico, sino una cuestión de dignidad y autonomía personal.
La lucha del cuponero de la ONCE es un ejemplo inspirador de perseverancia y determinación. Su victoria no solo le proporciona el apoyo que necesita para vivir con dignidad, sino que también abre la puerta a que otros en situaciones similares puedan recibir el reconocimiento que merecen. A medida que el sistema de Seguridad Social evoluciona, es fundamental que se adopten enfoques más inclusivos y comprensivos que prioricen el bienestar de las personas con discapacidades severas.