La cocina de montaña ha sido históricamente un reflejo de la cultura y la identidad de las regiones montañosas. En este contexto, el congreso Andorra Taste se ha convertido en un punto de encuentro para chefs de renombre que buscan rescatar y reinventar recetas ancestrales. Este evento, que se celebra en el corazón de los Pirineos, reúne a destacados cocineros de diferentes países europeos, quienes comparten su pasión por la gastronomía de alta montaña.
Uno de los aspectos más fascinantes de este congreso es la forma en que los chefs abordan ingredientes que, a menudo, son considerados como descartes. Por ejemplo, las vísceras de animales que son cazados por trofeo, o legumbres que no cumplen con los estándares comerciales, se convierten en la base de platos innovadores. Cocineros como Luis Lera, Francis Paniego y Maximilian Stock están a la vanguardia de esta tendencia, utilizando técnicas ancestrales para dar nueva vida a estos ingredientes.
Luis Lera, conocido por su enfoque en la cocina cinegética, ha logrado una estrella Michelin y una estrella verde gracias a su habilidad para improvisar con ingredientes que no se encuentran fácilmente en el mercado. En Andorra Taste, presentó platos como lengua de jabalí en escabeche y morcillo de ciervo, destacando su compromiso con el aprovechamiento total del animal. Su filosofía se centra en rescatar recetas populares y adaptarlas a los gustos contemporáneos, en un momento en que la homogeneización alimentaria es una realidad.
Por su parte, Francis Paniego, chef del Echaurren, ha llevado la cocina de su familia a nuevas alturas. Con dos estrellas Michelin, Paniego ha sabido combinar la tradición con la innovación. Su plato de merluza a la romana, una reinterpretación de una receta familiar, y su uso de legumbres en peligro de extinción, como los caparrones del Oja, son ejemplos de su enfoque respetuoso hacia la gastronomía local. Al comprar la cosecha completa de legumbres que iba a ser desechada, Paniego no solo salvó un producto valioso, sino que también lo elevó a la categoría de alta cocina.
Maximilian Stock, un chef austriaco, también se adhiere a la filosofía de utilizar solo productos locales. Su despensa incluye hierbas silvestres del Tirol y lácteos artesanales, reflejando un compromiso con la sostenibilidad y la autenticidad. Stock espera con ansias la temporada de setas, un ingrediente clave en la cocina de montaña, y su enfoque en la cocina local resuena con la creciente demanda de autenticidad en la gastronomía.
El congreso también ha sido un espacio para el diálogo sobre la identidad culinaria de Andorra. Ferran Adrià, reconocido como uno de los chefs más influyentes del mundo, recibió el premio Andorra Taste 2025 y utilizó su plataforma para plantear preguntas sobre la cocina andorrana. Adrià instó a los chefs y a la administración del Principado a definir una identidad culinaria que no solo represente lo que se consume en Andorra, sino que también honre las tradiciones locales. Su llamado a la acción resuena en un momento en que la gastronomía andorrana busca posicionarse en el mapa culinario mundial.
La escena gastronómica de Andorra ha evolucionado significativamente en los últimos años, pasando de ofrecer una cocina internacional a explorar sus raíces y tradiciones. Chefs andorranos como Pau Santamaría y Victoria Kemerer han comenzado a experimentar con ingredientes locales, contribuyendo a un despertar en la gastronomía del principado. Este cambio no solo beneficia a los chefs, sino que también promueve la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente.
En conclusión, el congreso Andorra Taste es un testimonio del poder de la gastronomía para conectar a las personas con su entorno y su historia. A través de la innovación y el respeto por las tradiciones, chefs de toda Europa están redefiniendo lo que significa cocinar en las montañas, creando una experiencia culinaria que es tanto un homenaje a la herencia cultural como una celebración de la creatividad contemporánea.