La Diada de Catalunya, celebrada cada 11 de septiembre, se ha convertido en un símbolo de la lucha por la independencia de Catalunya. Sin embargo, en los últimos años, la asistencia a las manifestaciones organizadas por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha ido disminuyendo, reflejando un cambio en el clima político y social del país. Este año, la manifestación promete ser un evento significativo, aunque con notables ausencias que marcan la pauta de la situación actual.
**La Evolución de la Asistencia a la Diada**
Desde 2014, cuando la Guardia Urbana contabilizó hasta 1,8 millones de asistentes, la participación en la Diada ha ido en declive. En 2024, por primera vez desde el inicio del proceso independentista, no hubo representación del Govern en la marcha, lo que marcó un punto de inflexión en la historia de estas movilizaciones. Este año, se espera que la asistencia sea similar a la del año pasado, donde se registraron alrededor de 73,500 manifestantes en toda Catalunya. La ausencia del PSC, que se ha mantenido al margen de la manifestación, también ha contribuido a la percepción de que la unidad entre los partidos independentistas se ha debilitado.
La ANC ha criticado abiertamente a los partidos independentistas, acusándolos de priorizar sus intereses políticos sobre la voluntad del pueblo. En el manifiesto de este año, la organización reprocha a los partidos haber cambiado «la voluntad de un pueblo» por «sillas y poder», haciendo referencia a los pactos que han llevado a cabo con el PSC, que en su momento apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que suspendió la autonomía catalana en 2017. Esta crítica ha intensificado las fricciones entre la ANC y los partidos como ERC, Junts y la CUP, quienes, a pesar de las tensiones, han confirmado su asistencia a la manifestación.
**La Presencia de los Partidos y las Nuevas Dinámicas**
A pesar de las ausencias notables, los partidos independentistas han decidido mantener su agenda y participar en la manifestación. Junts, como principal fuerza de oposición, ha declarado que hay «más motivos que nunca» para movilizarse, citando una «involución nacional, cultural y democrática» bajo la presidencia de Salvador Illa. Por su parte, ERC ha reafirmado su compromiso con la independencia, destacando que solo a través de este camino se logrará la libertad y prosperidad de Catalunya. La portavoz de ERC en el Parlament, Ester Capella, ha enfatizado la importancia de volver a las calles para reivindicar la independencia.
La CUP, que tradicionalmente organiza su propia marcha, también se unirá a la manifestación este año, levantando el veto que había impuesto a los socialistas. Sin embargo, la ausencia de Laia Estrada, exdiputada que dejó la formación por discrepancias internas, resalta las tensiones dentro del partido. El secretario general de la CUP, Non Casadevall, será el único representante de la formación en la manifestación, lo que podría indicar una falta de cohesión en su estrategia.
Por otro lado, los partidos no independentistas, como el PSC, comuns, PP y Vox, han optado por distanciarse de la manifestación de la ANC. Los socialistas y comuns prefieren centrarse en actos institucionales organizados por la Generalitat, buscando reivindicar la Diada como una celebración inclusiva para todos los catalanes. En contraste, PP y Vox han rechazado participar en estos actos, acusando a los socialistas de ser cómplices de lo que consideran un «secuestro» del Día Nacional de Catalunya.
La situación actual refleja un panorama complejo en el que la unidad del independentismo se ve amenazada por las tensiones internas y las decisiones estratégicas de los partidos. La Diada de este año no solo será un evento para conmemorar la historia y la cultura catalana, sino también un termómetro de la salud del movimiento independentista y de las relaciones entre los diferentes actores políticos en Catalunya. La asistencia y las ausencias en la manifestación de la ANC serán observadas de cerca, ya que podrían marcar el rumbo del futuro político de la región.