En un giro sorprendente de los acontecimientos, el autoproclamado ‘rey’ de Alemania, Peter Fitzek, ha sido detenido en una operación policial masiva que abarcó siete Estados federados del país. Esta redada, llevada a cabo por el Ministerio del Interior alemán, no solo resultó en la detención de Fitzek, sino que también llevó a la prohibición de su organización, conocida como el ‘Reino de Alemania’ (KRD), y a la confiscación de todos sus bienes. La acción se justifica por las actividades ilegales del grupo, que se considera contrario al orden constitucional y a la idea de entendimiento internacional.
La figura de Fitzek ha estado en el centro de la controversia en Alemania desde la fundación de su organización en 2012. Autocoronado como ‘Pedro I’, Fitzek ha atraído a miles de seguidores que rechazan la legitimidad de la República Federal de Alemania, abogando en su lugar por la restauración de la Alemania Imperial, que dejó de existir tras la Primera Guerra Mundial. Con más de 6,000 miembros, el KRD se ha convertido en la mayor asociación de ‘Reichsbürger’, un movimiento que no reconoce la autoridad del Estado alemán.
### La Redada y las Acusaciones
La operación policial que llevó a la detención de Fitzek se inició en la madrugada y movilizó a cientos de agentes. Se realizaron registros en viviendas y oficinas en varios Estados, incluyendo Sajonia y Baja Sajonia. La Fiscalía federal ha acusado a Fitzek y a otros tres líderes del KRD de formar parte de una organización criminal y de llevar a cabo actividades bancarias y de seguros ilegales. La confiscación de bienes incluye propiedades inmobiliarias y activos financieros, que se estima tienen un valor significativo.
Fitzek, un cocinero de profesión y profesor de karate, ha sido un personaje recurrente en los informes de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), donde se le describe como un individuo que busca enriquecerse a expensas de sus seguidores. Su retórica ha estado marcada por la promoción de teorías de conspiración y un abierto apoyo a movimientos de extrema derecha. En entrevistas, ha elogiado a la ultraderechista Alternativa para Alemania, lo que ha generado aún más controversia en torno a su figura.
La redada también ha puesto de manifiesto la creciente preocupación de las autoridades alemanas sobre el movimiento ‘Reichsbürger’. Este grupo ha sido vinculado a actividades extremistas y ha sido objeto de vigilancia constante. La detención de Fitzek se considera un paso crucial para desmantelar una organización que ha desafiado la legalidad y el orden público en Alemania.
### Un Reino con Aspiraciones y Actividades Ilegales
El ‘Reino de Alemania’ no solo se limitaba a la proclamación de un monarca ficticio; también había desarrollado una estructura organizativa que incluía la adquisición de propiedades y la creación de un banco propio. En 2022, Fitzek y su grupo adquirieron un palacio histórico en Sajonia, que pretendían convertir en la sede central de su organización. Además, en 2023, compraron un hotel y una finca en Baja Sajonia, lo que demuestra su ambición de establecer un reino físico y funcional, a pesar de su falta de reconocimiento legal.
Las actividades del KRD han sido objeto de investigación por parte de la Oficina Federal de Supervisión Financiera (Bafin), que ha intervenido en sus operaciones debido a irregularidades. En noviembre de 2023, se registraron propiedades del KRD, donde las autoridades confiscaron documentos y activos por un valor superior a 360,000 euros, incluyendo lingotes de oro y efectivo. Fitzek, en respuesta a estas acciones, ha descalificado a las autoridades, acusándolas de actuar como una mafia y de violar el derecho internacional.
La situación de Fitzek y su organización refleja un fenómeno más amplio en Europa, donde movimientos extremistas y anti-establishment han ganado terreno en los últimos años. La detención del autoproclamado rey de Alemania es un recordatorio de los desafíos que enfrentan las democracias modernas ante la proliferación de ideologías radicales y la desinformación.
A medida que las autoridades continúan su lucha contra el extremismo y la ilegalidad, el caso de Fitzek podría sentar un precedente importante en la forma en que se abordan estos movimientos en el futuro. La operación no solo busca desmantelar una organización criminal, sino también enviar un mensaje claro sobre la intransigencia del Estado frente a aquellos que desafían su autoridad y la legalidad establecida.