Un grupo de jubilados de la provincia de Castellón vivió una experiencia inesperada y desafiante durante un viaje organizado por el Imserso. Este episodio comenzó cuando un vuelo procedente de Fuerteventura aterrizó en el aeropuerto de El Prat de Barcelona a las dos de la madrugada. Lo que debería haber sido un regreso tranquilo a casa se convirtió en una odisea de 10 horas de espera, trasbordos y contratiempos que dejaron a los viajeros exhaustos y frustrados.
La llegada al aeropuerto de Barcelona fue el inicio de una larga noche. A las cuatro de la mañana, los jubilados, que habían estado esperando durante horas, comenzaron a preocuparse por la falta de transporte que los llevara de regreso a Castellón. Una de las afectadas, Glòria Castellote, compartió su experiencia en las redes sociales, expresando su incredulidad ante la situación: «Llevamos dos horas en el aeropuerto de Barcelona y Turismo Social no nos ha venido a recoger para llevarnos a Castellón. Los Mossos d’Esquadra han tomado nota de nuestros datos personales y nos han ubicado en una sala del aeropuerto para pasar la noche, sentaditos en sillas ¡Alucinante!».
Este relato refleja la frustración de un grupo de medio centenar de jubilados, que en su mayoría eran de la capital y de Vila-real, pero también incluía a personas de localidades como Borriol, Onda, Benicarló, Vinaròs, la Vall d’Uixó y Betxí. La experiencia, que debería haber sido un cierre alegre a un viaje lleno de descubrimientos en las Islas Canarias, se tornó en un final accidentado. Los jubilados habían disfrutado de la belleza de Fuerteventura y Lanzarote, visitando lugares emblemáticos como el parque nacional del Timanfaya, pero el regreso fue todo menos placentero.
Finalmente, a las 8:00 horas, un autobús llegó para recoger a los jubilados. Sin embargo, el viaje no terminó ahí. En lugar de llevarlos directamente a Castellón, el autobús hizo una parada en Tarragona, cerca de la cantera romana de El Mèdol. Esta parada no fue para realizar un recorrido turístico, sino para realizar un nuevo trasbordo que llevaría a los jubilados de vuelta a su hogar. La llegada a Castellón se produjo alrededor de las 12:30 horas, después de un viaje que se había prolongado más de lo esperado.
Los jubilados no solo se sintieron decepcionados por la falta de organización, sino que también exigieron responsabilidades por lo que calificaron como una «barbaridad». La situación ha generado un debate sobre la calidad del servicio ofrecido por el Imserso y la necesidad de mejorar la logística en los viajes organizados para este grupo etario. Muchos de los afectados expresaron su deseo de que se tomen medidas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
La experiencia de estos jubilados pone de manifiesto la importancia de una adecuada planificación y comunicación en los viajes organizados, especialmente para personas mayores que pueden tener necesidades especiales. La falta de información y la espera prolongada en el aeropuerto no solo afectaron su bienestar físico, sino que también generaron un gran estrés emocional. La comunidad de jubilados de Castellón ha hecho un llamado a las autoridades para que se tomen en serio estas quejas y se implementen mejoras en el servicio.
En un mundo donde los viajes son cada vez más accesibles, es fundamental que las instituciones encargadas de organizar estas actividades para jubilados se aseguren de que sus clientes tengan una experiencia positiva y sin contratiempos. La situación vivida por este grupo de jubilados es un recordatorio de que, aunque se busquen experiencias enriquecedoras y memorables, la logística y la atención al cliente son igualmente importantes para garantizar que cada viaje sea una aventura placentera y no una odisea llena de inconvenientes.