El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha manifestado su confianza en que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, esté preparando las querellas criminales necesarias para responder a las acusaciones que considera muy graves en su contra. Estas declaraciones fueron realizadas en un contexto de creciente tensión política, justo antes de la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía de la región. García-Page enfatizó la importancia de proteger el buen nombre del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de las instituciones, subrayando que «no hay otro camino que plantar cara» ante las revelaciones que han surgido en los últimos días.
Las acusaciones en cuestión están relacionadas con audios en los que la militante socialista Leire Díez solicita información comprometedora para la Unidad Central Operativa (UCO). Estos audios mencionan directamente a figuras clave del PSOE, incluyendo al propio García-Page y al secretario de Organización del partido, Santos Cerdán. En este sentido, el presidente regional ha insistido en que la única defensa viable para la honorabilidad del PSOE y del Gobierno es presentar una querella que se ajuste a la ley, confiando en el sistema judicial para esclarecer los hechos.
García-Page ha rechazado cualquier tipo de excusa o argumento que intente minimizar la gravedad de las acusaciones, afirmando que no cree en «historias de trampas ni persecuciones». En cambio, ha expresado su apoyo a las fuerzas de seguridad y al sistema judicial, destacando que las instituciones están operando de acuerdo con el ritmo de la justicia, un proceso que considera irreversible. Recordó que el actual Gobierno central se formó tras una «sentencia durísima» contra el Partido Popular (PP) por corrupción, y que ahora son los mismos tribunales los que están investigando y juzgando a numerosos implicados en casos de corrupción.
La situación ha llevado a García-Page a ironizar sobre la posibilidad de que la clase política española colapse el sistema judicial debido a la acumulación de casos, algo que, según él, no se había visto anteriormente. «No se puede poner cara de póker» ante estas acusaciones, advirtió, instando a quienes piensan que en política todo vale a reflexionar sobre las consecuencias de tales actitudes. El secretario general de los socialistas castellanomanchegos ha calificado la etapa actual como una «degradación sin igual en la política», un fenómeno que le resulta muy triste y que afecta tanto a su identidad como español como a su compromiso como socialista.
En medio de este clima de incertidumbre, García-Page ha anticipado que las acusaciones que han surgido son solo el principio de un proceso más amplio. Ha instado a no centrarse únicamente en los mensajes que han circulado recientemente, sugiriendo que se debe observar la situación en un contexto más amplio y continuo. En este sentido, recordó que hace unos meses había calificado al empresario Víctor de Aldama como «una bomba lapa», pero ahora considera que es «una bomba de racimo» debido a las múltiples conexiones que tiene con diferentes actores políticos y empresariales. Ha criticado que De Aldama presuma de haber tendido trampas al PSOE, lo que, según él, no debería haber sido posible si la dirección del partido y el Gobierno hubieran actuado con la debida precaución.
García-Page se ha mostrado convencido de que se demostrará que la dirección del PSOE y el Gobierno no han confiado en personas de la calaña de De Aldama, pero ha enfatizado que es crucial reaccionar ante estas acusaciones para restaurar la confianza en las instituciones y en el partido. La situación actual plantea un desafío significativo para el PSOE y su liderazgo, que deberá navegar en un entorno político cada vez más complejo y lleno de incertidumbres. La respuesta a estas acusaciones y la forma en que el partido maneje la crisis determinarán su futuro y su capacidad para mantener la confianza de los ciudadanos en un momento en que la política española enfrenta un escrutinio sin precedentes.