La reciente controversia entre el Gobierno español y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha puesto de manifiesto las tensiones políticas en torno al derecho al aborto y la objeción de conciencia en el ámbito sanitario. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha respondido con firmeza a la negativa de Ayuso de crear un registro de médicos objetores al aborto, una medida que busca garantizar el acceso a este derecho en la sanidad pública. En un mensaje contundente a través de la red social X, Sánchez afirmó: «No lo vamos a permitir» y advirtió que el Gobierno utilizará todos los instrumentos legales necesarios para proteger los derechos de las mujeres en Madrid.
La negativa de Ayuso se fundamenta en su argumento de que no creará una «lista negra» de médicos, defendiendo que la Constitución y otros tratados internacionales protegen la libertad de conciencia de los profesionales de la salud. Durante una sesión en la Asamblea de Madrid, Ayuso reafirmó su postura, señalando que la objeción de conciencia es un derecho que no debe ser vulnerado. Esta situación ha llevado a un enfrentamiento directo entre ambos líderes, donde Sánchez ha comparado la postura de Ayuso con un retroceso a épocas pasadas, sugiriendo que su rechazo a la creación del registro podría llevar a situaciones similares a las de «viajes clandestinos a Londres» para interrumpir embarazos.
El Gobierno ha tomado medidas para asegurar que todas las mujeres, independientemente de su lugar de residencia, puedan ejercer su derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. En este sentido, se ha enviado un requerimiento a varias comunidades autónomas, incluyendo Madrid, para que en un plazo de tres meses se establezca y regule el Registro de Personas Objetoras. Esta iniciativa busca evitar que las mujeres enfrenten obstáculos para acceder a servicios de salud relacionados con el aborto, como la derivación a clínicas privadas o a otras comunidades autónomas.
La Ley Orgánica 2/2010, reformada en 2023, establece la obligación de crear este registro, y el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó un protocolo al respecto en 2024. Desde el Gobierno se argumenta que la falta de este registro limita el acceso de las mujeres a un derecho fundamental, y que la objeción de conciencia no puede convertirse en un obstáculo para la atención sanitaria.
### La Respuesta del Gobierno y las Implicaciones Legales
La respuesta del Gobierno no se ha hecho esperar, y se han planteado posibles acciones legales contra las comunidades autónomas que no cumplan con la creación del registro. Esta no es la primera vez que se aborda este tema; en legislaturas anteriores, la entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, y la actual ministra de Sanidad, Mónica García, ya habían advertido sobre las consecuencias legales que podrían enfrentar aquellos gobiernos que no respeten la normativa vigente.
El detonante de esta situación fue la reciente decisión del Ayuntamiento de Madrid, impulsada por Vox, de informar de manera obligatoria sobre el Síndrome Post Aborto. Esta medida ha sido criticada por el Gobierno, que considera que representa una regresión en los derechos fundamentales de las mujeres. Sánchez ha denunciado que esta acción, junto con otras similares en comunidades gobernadas por el PP, busca desviar a las mujeres hacia clínicas privadas, lo que podría complicar aún más su acceso a servicios de salud.
Además, el Gobierno está considerando una reforma constitucional para blindar el derecho al aborto, una propuesta que ya ha encontrado oposición por parte del PP. Esta reforma también incluiría modificaciones al Real Decreto 825/2010, con el objetivo de evitar la difusión de información falsa o engañosa que pueda coaccionar a las mujeres que deseen interrumpir su embarazo. La nueva normativa establecería que toda la información relacionada con la interrupción voluntaria del embarazo debe estar respaldada por evidencia científica y estándares de organizaciones internacionales como la OMS.
La situación actual refleja un contexto político tenso, donde el derecho al aborto se ha convertido en un tema central de debate. La postura del Gobierno busca no solo garantizar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, sino también proteger a las mujeres de posibles obstáculos que puedan surgir en el camino. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial observar cómo se implementan estas medidas y cómo responden las comunidades autónomas ante las exigencias del Gobierno.