La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha dado un paso significativo en el proceso de adquisición del Banco Sabadell por parte del BBVA, al aprobar la oferta pública de adquisición (OPA) lanzada por el banco vasco. Este acontecimiento, que se ha gestado durante casi un año, ha sido objeto de un análisis exhaustivo y ha estado marcado por presiones y controversias. La decisión de la CNMC, que se ha tomado en una reunión maratoniana, ha sido unánime, lo que refleja la importancia y la complejidad de la operación.
### Análisis de la OPA y Compromisos Negociados
La CNMC ha evaluado la OPA del BBVA sobre el Sabadell, considerando los posibles efectos en la competencia en el mercado bancario español. A pesar de las preocupaciones iniciales sobre la concentración de poder en el sector, el organismo ha decidido aprobar la operación, siempre y cuando se cumplan ciertos compromisos. Estos compromisos, negociados con el BBVA, están diseñados para mitigar los problemas de competencia que podrían surgir de la fusión.
Entre los compromisos más destacados se encuentra el mantenimiento del crédito a las pequeñas y medianas empresas (pymes) en regiones donde el BBVA tendrá una mayor presencia, como Catalunya y Baleares. El banco se ha comprometido a mantener el volumen de crédito a medio y largo plazo para aquellas pymes que dependan significativamente de la financiación de ambos bancos. Esta medida busca asegurar que la fusión no perjudique a los clientes más vulnerables del sistema financiero.
El BBVA ha defendido que estos compromisos son «sin precedentes» y que abordan las preocupaciones del Gobierno, lo que podría facilitar la aprobación final de la OPA. Sin embargo, el Sabadell ha argumentado que la CNMC ha cometido errores en su análisis y que los compromisos no son suficientes para garantizar una competencia justa en el mercado. Esta discrepancia entre las partes añade una capa adicional de complejidad al proceso de adquisición.
### El Papel del Gobierno en la Decisión Final
Con la aprobación de la CNMC, la pelota ahora está en el tejado del Gobierno, que tiene la potestad de imponer condiciones adicionales a la OPA. Según la legislación vigente, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, dispone de quince días laborables para decidir si eleva la operación al Consejo de Ministros. Este consejo, a su vez, tendrá un mes para confirmar la decisión de la CNMC, aprobar la operación sin condiciones o imponer nuevas condiciones que podrían influir en el resultado final.
El contexto político también juega un papel crucial en esta decisión. El Gobierno ha expresado su descontento con la operación desde el principio, en parte debido a la oposición de partidos nacionalistas catalanes y la Generalitat. Esto ha llevado a muchos a especular que el Gobierno podría inclinarse a favor del Sabadell, lo que complicaría aún más la situación para el BBVA.
Por otro lado, hay quienes argumentan que sería perjudicial para la imagen de España ante los inversores internacionales que el Gobierno impusiera condiciones que obligaran al BBVA a desistir de la OPA. La presión política y económica se intensifica a medida que se acerca la fecha límite para la decisión del Gobierno, y ambas entidades están haciendo todo lo posible para influir en el resultado a su favor.
En este contexto, el Sabadell ha solicitado un cara a cara con el BBVA ante la CNMC para confrontar sus argumentos sobre la OPA. Esta solicitud refleja la tensión existente entre las dos entidades y la importancia de la percepción pública en el desenlace de la operación.
La CNMV, por su parte, ya tiene avanzado el folleto de la OPA, pero está a la espera de incorporar las consecuencias del dictamen de la CNMC y de la posible actuación del Gobierno. Una vez que el Gobierno tome su decisión, comenzará el periodo de aceptación de la oferta para los accionistas del Sabadell, lo que podría marcar el inicio de una nueva era en el sector bancario español.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, el futuro de la OPA BBVA-Sabadell sigue siendo incierto. Las próximas semanas serán decisivas para determinar si la operación se llevará a cabo tal como está planteada o si se verán alteradas por las decisiones del Gobierno y las reacciones de las partes involucradas.