El espionaje político en Catalunya ha vuelto a ser un tema candente tras las recientes revelaciones sobre el uso del software Pegasus para espiar a líderes independentistas. Salvador Illa, presidente de la Generalitat, ha condenado enérgicamente estas prácticas y ha expresado su deseo de llegar al fondo del asunto, conocido como la ‘Operación Cataluña’. Esta situación ha generado un intenso debate en el Parlament, donde los líderes de los diferentes partidos han expresado sus opiniones sobre el espionaje y sus implicaciones para la democracia.
### La Condena de Illa y la Respuesta de Junts
Salvador Illa ha sido claro al condenar «todo espionaje político» y cualquier acción que no esté respaldada por la ley. Su declaración se produce en un contexto donde se ha hecho público que Artur Mas, expresidente de la Generalitat, fue espiado con el programa Pegasus durante cinco años. Illa ha afirmado que es necesario llegar hasta el final para esclarecer los hechos y ha ofrecido asesoramiento legal a Mas, aunque ha evitado respaldar una querella formal contra la ‘Operación Cataluña’.
Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de Junts, ha criticado la postura del Govern, sugiriendo que la condena de Illa llega demasiado tarde. Batet ha instado a Illa a condenar públicamente el ataque a la democracia y los derechos fundamentales de los expresidentes catalanes, incluyendo a Pere Aragonès, Quim Torra y Carles Puigdemont. Illa, por su parte, ha reafirmado su postura de condenar el espionaje, pero ha exculpado al Gobierno de Pedro Sánchez, afirmando que no ha formado parte de ningún gobierno que haya llevado a cabo tales prácticas.
La tensión entre los partidos se ha intensificado, con Junts acusando al Govern de ser el «presidente del silencio» en temas críticos como el apagón eléctrico y la crisis de la DGAIA. La falta de apoyo a una querella formal ha sido un punto de fricción, y Batet ha señalado que la respuesta del Govern es insuficiente para abordar la gravedad de la situación.
### Revelaciones sobre el ‘CatalanGate’
El caso de espionaje, conocido como ‘CatalanGate’, ha cobrado relevancia nuevamente con la publicación de un informe por parte de Citizen Lab, un grupo de expertos en ciberseguridad. Este informe detalla que Artur Mas fue espiado entre 2015 y 2020, un periodo crítico en el que se llevaron a cabo importantes eventos del ‘procés’ independentista. Las fechas de las infecciones de su teléfono coinciden con momentos clave, como el acuerdo entre CDC y ERC para presentarse juntos a las elecciones de 2015 y reuniones entre Mas y Puigdemont.
El informe revela que Mas fue objeto de 32 infecciones en su terminal, lo que pone de manifiesto la magnitud del espionaje. Esta situación no solo afecta a Mas, sino que también involucra a otros líderes políticos y miembros de la sociedad civil catalana, quienes han sido identificados como víctimas de este espionaje sistemático. La gravedad de estas revelaciones ha llevado a Mas a anunciar una querella criminal contra los responsables de la ‘Operación Cataluña’, un paso que también ha sido tomado por el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias.
La situación ha generado un amplio debate sobre la legalidad y la ética del espionaje político en España, especialmente en un contexto donde la independencia de Catalunya sigue siendo un tema divisivo. La respuesta del Govern y la actitud de Illa serán cruciales para determinar cómo se desarrollará este caso en el futuro y qué medidas se tomarán para proteger los derechos de los líderes políticos y la integridad de la democracia en Catalunya.
A medida que se desenvuelven los acontecimientos, la presión sobre el Govern para que actúe de manera decisiva aumenta. La sociedad catalana está atenta a las acciones que se tomen en respuesta a estas revelaciones, y la forma en que se maneje esta crisis podría tener un impacto significativo en la política catalana y en la percepción pública del Govern. La condena del espionaje político es solo el primer paso en un camino que promete ser complicado y lleno de desafíos.