En los últimos años, el sector de la entrega a domicilio ha experimentado una transformación significativa, y Glovo, una de las empresas líderes en este ámbito, no ha sido la excepción. A partir de julio, la compañía implementará un cambio radical en su modelo de negocio, dejando atrás el sistema de mensajeros autónomos para adoptar un modelo de ‘riders’ contratados. Esta decisión, impulsada por las sanciones millonarias que ha enfrentado, ha generado un nuevo ecosistema laboral que plantea tanto oportunidades como desafíos para los trabajadores y las empresas involucradas.
### La Nueva Estructura Laboral de Glovo
El cambio hacia un modelo de contratación directa ha abierto la puerta a una serie de subcontratas que buscan aprovechar la necesidad de Glovo de reestructurarse. Estas empresas, muchas de las cuales son nuevas en el sector, han comenzado a ofrecer sus servicios de entrega, creando un mercado paralelo que, aunque promete generar empleo, también plantea interrogantes sobre las condiciones laborales de los repartidores.
Los horarios irregulares y los salarios que apenas superan el mínimo legal son algunas de las características que definen este nuevo panorama. A pesar de que los repartidores ahora tienen acceso a mayores beneficios sociales, muchos de ellos se encuentran con ingresos significativamente menores en comparación con lo que podían ganar como autónomos. Antes, algunos ‘riders’ lograban ingresos que duplicaban el salario mínimo interprofesional (SMI), pero esto implicaba trabajar muchas más horas de las permitidas por la ley. Ahora, con la regulación de las jornadas laborales, sus ingresos se han visto reducidos, lo que ha generado descontento entre los trabajadores.
Las subcontratas, como Travieso Logistics, han comenzado a captar a repartidores ofreciendo condiciones que, aunque son mejores que las de otras empresas, aún dejan mucho que desear. Por ejemplo, Travieso Logistics paga 4,24 euros por pedido, con un mínimo garantizado de 1.044 euros al mes, lo que significa que los repartidores deben realizar al menos 246 entregas para superar esa cifra. En comparación, otros repartidores que trabajaron para Fliits, otra firma del sector, reportan que sus ingresos eran casi la mitad de esta cantidad.
### Oportunidades y Riesgos en el Mercado de Subcontratas
El surgimiento de subcontratas ha creado un nuevo nicho de negocio en la economía de plataformas, donde empresarios ven una oportunidad para capitalizar el cambio en el modelo de Glovo. Sin embargo, esta situación también ha dado lugar a prácticas cuestionables, como la suplantación de identidad y el alquiler de cuentas, que han persistido a pesar de la transición hacia un modelo más regulado. Los repartidores, que anteriormente operaban como autónomos, ahora se enfrentan a un entorno donde las viejas prácticas continúan, aunque de manera más encubierta.
El empresario de una de estas subcontratas, que prefirió permanecer en el anonimato, comentó que aunque hay dinero por hacer, los márgenes son ajustados. La necesidad de sobredimensionar las flotas para cubrir la alta rotación de personal y la inestabilidad del trabajo ha llevado a que las empresas deban invertir en supervisores y otros cargos intermedios para garantizar que las entregas se realicen de manera eficiente. Esto, a su vez, incrementa los costos operativos y reduce la rentabilidad.
La legalidad de estas subcontratas ha sido cuestionada, y sindicatos como CCOO han presentado denuncias por supuesta cesión ilegal de trabajadores en varias regiones. Glovo, consciente de las implicaciones legales, ha incluido cláusulas en sus contratos que indican que asumirá la responsabilidad en caso de reclamaciones relacionadas con la cesión ilegal de trabajadores. Esto refleja la incertidumbre que rodea a este nuevo modelo y la presión que enfrenta la empresa para cumplir con las normativas laborales.
A pesar de las dificultades, el sector de la entrega a domicilio sigue siendo atractivo para muchos emprendedores. La posibilidad de establecer una subcontrata para trabajar con Glovo ha llevado a la creación de numerosas empresas, algunas de las cuales han sido fundadas por ex-empleados de la propia Glovo. Este fenómeno ha generado un ecosistema donde la competencia es feroz, y las empresas deben innovar constantemente para atraer y retener a los repartidores.
En este contexto, los repartidores se encuentran en una posición complicada. Aunque ahora tienen acceso a beneficios sociales y una mayor protección laboral, muchos sienten que sus ingresos han disminuido y que las condiciones de trabajo no han mejorado significativamente. La presión por cumplir con los mínimos de entrega y la competencia entre compañeros para obtener incentivos económicos han creado un ambiente laboral tenso, donde la estabilidad y la seguridad son cuestiones que aún están por resolverse.
El futuro del modelo de entrega a domicilio en España y en otras partes del mundo dependerá de cómo se adapten tanto las empresas como los trabajadores a esta nueva realidad. La transición de Glovo hacia un modelo de ‘riders’ contratados es solo el comienzo de un proceso que podría redefinir el sector de la entrega a domicilio en los próximos años.