La directora musical Audrey Saint-Gil se prepara para el estreno de ‘Romeo y Julieta’ de Gounod en el Teatro Campoamor de Oviedo, una obra que promete ser un hito en la temporada operística. Saint-Gil, reconocida por su trabajo en grandes producciones internacionales, destaca la singularidad del Campoamor, describiéndolo como un espacio que combina intimidad y grandiosidad, ideal para la representación de esta clásica historia de amor.
La directora, quien ha trabajado en producciones como ‘La Traviata’ y ‘Carmen’, se siente emocionada por regresar a Oviedo, donde ya dirigió a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) en ‘Hamlet’. En su opinión, el Teatro Campoamor tiene un significado especial para el público local, que muestra un gran aprecio por la ópera, a menudo considerándola más relevante que otros eventos culturales.
Saint-Gil enfatiza la importancia de adaptar su enfoque a cada teatro y a las características de los músicos con los que trabaja. En el caso de las orquestas españolas, menciona que suelen llegar con una gran pasión, lo que requiere una dirección más sutil para canalizar esa energía. Su empatía y experiencia con cantantes le permiten percibir rápidamente las necesidades de los artistas, lo que facilita una conexión más profunda durante las representaciones.
La música de Gounod en ‘Romeo y Julieta’ es, para Saint-Gil, una representación de los cambios de luz en Verona. Ella compara la obra con la pintura impresionista, sugiriendo que cada acorde es como un rayo de luz que ilumina la ciudad. Su objetivo es que los cantantes interpreten la música con la misma sensibilidad que un violinista, buscando que el público se sumerja en la experiencia emocional de la ópera.
La directora también reflexiona sobre la complejidad de interpretar una historia tan conocida. A pesar de que el público puede estar familiarizado con la trama, la experiencia en vivo de una orquesta y cantantes ofrece una dimensión única que no se puede replicar a través de grabaciones. Saint-Gil se esfuerza por transmitir la esencia de la obra, invitando a los espectadores a revivir sus propios recuerdos de amor a través de la música.
En su experiencia previa con ‘Hamlet’, Saint-Gil encontró que la obra era más grandiosa y clásica, lo que le permitió explorar una orquestación rica y variada. Sin embargo, siente que ‘Romeo y Julieta’ tiene una calidad literaria y cultural que la hace especial, con un texto que se siente como una lectura directa del libro de Shakespeare. La dualidad de la obra, que alterna entre momentos de gran intensidad y otros más ligeros, requiere una dirección musical cuidadosa para equilibrar estas transiciones.
Saint-Gil también destaca el compromiso del público ovetense con la calidad de las actuaciones. Asegura que los espectadores son exigentes y que valoran la excelencia en la interpretación. Esto le da esperanza para el futuro de la ópera, ya que cree que es fundamental mantener altos estándares en lugar de simplificar las obras para atraer a un público más amplio. La emoción del público es, según ella, una responsabilidad compartida entre el director, el director de escena y los cantantes.
Finalmente, la directora expresa su entusiasmo por trabajar con la Filarmónica de Oviedo, con la que tendrá su primera colaboración. Para ella, la música es una experiencia humana que va más allá de la técnica, y su pasión por conectar con las personas es lo que la motiva en su carrera. Agradece a su madre por haberla impulsado a practicar desde pequeña, lo que ha moldeado su trayectoria en el mundo de la ópera. Con el estreno de ‘Romeo y Julieta’ a la vista, Saint-Gil está lista para llevar al público en un viaje emocional a través de la música y la historia.