La figura de Gil Parrondo, reconocido decorador de cine, vuelve a cobrar vida a través de su hija, Inma Parrondo, quien ha tomado la batuta para preservar y compartir el legado de su padre. En una reciente exposición en la Casa de las Artes y de las Ciencias de Luarca, se rinde homenaje a la trayectoria de este gran artista, que dejó una huella imborrable en la industria cinematográfica. Inma, médico de profesión y apasionada del cine, se ha convertido en la portavoz de la familia, compartiendo anécdotas y recuerdos que revelan no solo la grandeza profesional de su padre, sino también su humanidad y amor por la familia.
### La Exposición: Un Viaje a Través del Tiempo
La exposición, comisariada por Óscar Sempere, ofrece un recorrido visual por la vida y obra de Gil Parrondo. Desde bocetos y fotogramas de películas hasta citas que reflejan su filosofía sobre el cine, cada elemento está cuidadosamente seleccionado para acercar al público a la esencia de su trabajo. Inma destaca que su padre siempre deseó que su legado permaneciera en Luarca, el lugar donde nació y que tanto amó. La muestra incluye obras significativas, como dibujos de su casa en Llendelabarca y bocetos de películas icónicas como ‘Los niños del Brasil’ y ‘La Regenta’.
Inma comparte que su padre tenía un talento especial para crear espacios con solo unos trazos, y que su habilidad con el lápiz era notable. «Con cuatro trazos creaba un espacio», dice, refiriéndose a un boceto que representa el cielo nuboso de Madrid, un testimonio de su maestría artística. La exposición no solo celebra su carrera, sino que también busca educar al público sobre la importancia de los decorados y el trabajo en equipo en la realización de una película.
### La Vida Familiar de Gil Parrondo
Más allá de su carrera, Inma Parrondo revela una faceta menos conocida de su padre: su amor por la familia. A pesar de su apretada agenda, Gil siempre encontraba tiempo para estar con su madre y mantener el contacto con sus hermanas. Era un hombre que valoraba la naturaleza, la literatura y la música, y transmitió esas pasiones a sus hijos. Inma recuerda cómo su padre disfrutaba de la lectura y cómo compartían momentos hablando de novelas y poesía.
La relación de Gil con su esposa, Gaby, también fue fundamental en su vida. Inma recuerda con cariño cómo su padre delegaba la gestión del hogar en ella y cómo disfrutaban de momentos juntos, como bailar en el salón mientras escuchaban música. Esta conexión familiar fue un pilar en la vida de Gil, quien siempre buscó la armonía y la belleza en todo lo que hacía.
Inma también reflexiona sobre cómo su padre veía el cine como una «fábrica de sueños». Para él, el cine debía hacer olvidar la realidad y permitir que el espectador se sumergiera en un mundo de fantasía. A pesar de su éxito, Gil era un hombre humilde que nunca presumía de sus logros. Inma menciona que su padre le hizo prometer que nunca reclamarían el Oscar que le correspondía por su trabajo en ‘Dr. Zhivago’, ya que la productora decidió no incluir su nombre en los créditos oficiales.
A medida que el cine evoluciona, Inma se pregunta qué pensaría su padre sobre las nuevas plataformas de contenido audiovisual. Aunque disfrutaba de los documentales y de ver clásicos en la televisión, siempre defendió la experiencia de ver una película en una sala oscura, con buena calidad de sonido y una gran pantalla. Para él, esa era la forma más pura de disfrutar del cine.
La exposición en Luarca no solo es un homenaje a Gil Parrondo, sino también un recordatorio de la importancia de reconocer a todos los profesionales que contribuyen a la magia del cine. Inma Parrondo se ha convertido en una defensora del cine de equipo, destacando que, aunque los actores y directores son los más visibles, hay un sinfín de personas detrás de cada producción que hacen posible que una película cobre vida.
A través de su trabajo y su dedicación, Inma asegura que el legado de su padre seguirá vivo, inspirando a futuras generaciones a apreciar el arte del cine y la belleza que se encuentra en cada detalle. La exposición es un testimonio de que, aunque Gil Parrondo ya no esté físicamente, su espíritu y su pasión por el cine continúan resonando en cada rincón de la Casa de las Artes y de las Ciencias de Luarca.