Estados Unidos vivió un día de contrastes el pasado sábado, cuando se celebró el 250 aniversario de su ejército en medio de un clima de polarización política. Mientras miles de simpatizantes del presidente Donald Trump se reunieron en Washington para presenciar un desfile militar espectacular, en otras ciudades del país, manifestantes se alzaron en contra de las políticas del mandatario, reflejando así la división que atraviesa a la nación.
La celebración en el National Mall fue un evento grandioso, con exhibiciones aéreas, columnas de carros de combate y la tradicional ceremonia en el cementerio de Arlington. Sin embargo, el ambiente festivo se vio empañado por las protestas que se llevaron a cabo en paralelo. La multitud que vitoreaba a Trump contrastaba con los miles de manifestantes que se manifestaron en diversas ciudades, expresando su rechazo a lo que consideran un gobierno autoritario.
### Un Desfile Militar en Medio de la Controversia
El desfile militar, que comenzó antes de lo previsto y se vio acortado por la amenaza de lluvia, fue un espectáculo sin precedentes en los últimos treinta años. La asistencia esperada era de 200,000 personas, y aunque muchos de los presentes eran fervientes seguidores de Trump, el evento no estuvo exento de críticas. Durante la celebración, se escuchó el clásico ‘Cumpleaños feliz’, lo que generó confusión sobre si se celebraba el aniversario del ejército o el cumpleaños del presidente, quien cumplió 79 años ese día.
Trump, en su discurso, enfatizó la importancia de celebrar las victorias de Estados Unidos, afirmando que «todos los demás países celebran sus victorias. Ya era hora de que Estados Unidos también lo hiciera». Sin embargo, la celebración se vio opacada por la noticia de dos asesinatos de carácter político en Minnesota, lo que añadió un tono sombrío a la jornada.
Las manifestaciones, aunque en su mayoría pacíficas, no estuvieron exentas de incidentes. En Los Ángeles, la policía tuvo que dispersar a los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos, mientras que en Portland, la policía utilizó tácticas similares contra una concentración en las afueras de una instalación de inmigración. En San Francisco, un automóvil atropelló a varios manifestantes, un incidente que las autoridades están investigando como un posible acto intencional.
### La Respuesta de la Sociedad Civil
Las organizaciones civiles decidieron no organizar protestas en Washington para evitar conflictos directos con los seguidores de Trump. Sin embargo, en otras ciudades, los ciudadanos expresaron su descontento con carteles que decían cosas como «El odio no hace grande a EE UU» y «Treinta millones sacados de nuestro ejército», en referencia al costo del desfile.
La polarización se hizo evidente no solo en las manifestaciones, sino también en la respuesta de la Casa Blanca. Steven Cheung, director de comunicaciones, desestimó las protestas, calificándolas de «fracaso completo y absoluto» y criticando a los demócratas por su apoyo a lo que él consideraba delincuentes e ilegales.
A pesar de la tensión, la participación en las manifestaciones fue significativa. La Unión Americana de Libertades Civiles estimó que más de 5 millones de personas participaron en un total de 2,100 manifestaciones en todo el país. Esto refleja un descontento generalizado con las políticas de Trump, especialmente en lo que respecta a la inmigración y la seguridad.
La jornada culminó con una mezcla de celebración y protesta, donde la imagen de un país dividido se hizo más evidente que nunca. Mientras algunos celebraban el patriotismo y el legado del ejército, otros clamaban por un cambio y una política más inclusiva. La polarización que caracteriza a Estados Unidos en la actualidad se manifestó de manera palpable en este evento, dejando claro que el camino hacia la unidad aún es largo y complicado.