La Vuelta a España Femenina se prepara para ofrecer un espectáculo sin igual en su etapa asturiana, considerada por muchos como la etapa reina de la competición. Con un recorrido que abarca 152 kilómetros, la etapa promete ser un verdadero desafío para las ciclistas, combinando puertos de montaña, descensos técnicos y la impredecible meteorología de la región. Chechu Rubiera, exciclista asturiano y analista del evento, ha compartido su entusiasmo y expectativas sobre lo que se avecina en esta crucial etapa.
### Un Recorrido Exigente y Emocionante
La etapa comienza en La Robla, León, y se dirige hacia el puerto de Pajares, donde las corredoras se enfrentarán a un ascenso que, aunque no es el mayor reto, se convierte en un punto crítico debido a la bajada que le sigue. Rubiera destaca que el verdadero peligro no radica en la subida, sino en la bajada, que es sinuosa y se realiza a alta velocidad. «Si hay niebla o lluvia, puede ser épica», advierte, recordando momentos históricos del ciclismo asturiano, como la famosa bajada de José Manuel Fuente ‘El Tarangu’.
La bajada de Pajares es un momento clave en la carrera, ya que puede provocar cortes en el pelotón. Rubiera señala que muchas de las ciclistas no están familiarizadas con el recorrido, lo que aumenta el riesgo de accidentes y diferencias de tiempo. La falta de experiencia en este tipo de descensos podría ser un factor determinante en la clasificación general.
Tras el descenso, las ciclistas atravesarán el valle que conecta Pola de Lena y Moreda, donde las oportunidades para recortar diferencias son limitadas. Rubiera enfatiza la importancia de una buena estrategia de equipo en esta sección, ya que las corredoras deberán trabajar juntas para mantener las diferencias que se hayan creado en el descenso.
### Desafíos en los Puertos de Montaña
La etapa no se detiene en Pajares; después de un breve respiro, las ciclistas se enfrentarán al primer puerto puntuable del día, la Colladona, de segunda categoría. Este puerto presenta un desnivel constante y duro, lo que lo convierte en una nueva prueba de selección entre las competidoras. A continuación, se encontrarán con la Colladiella, un puerto de primera categoría que se caracteriza por su estrechez y dureza.
Rubiera explica que la Colladiella es una «ratonera» donde las corredoras no tendrán descanso. La falta de referencias visuales en la subida puede complicar la estrategia de las ciclistas, y la bajada también presenta sus propios peligros. «Si hay una escapada, los coches que van por delante suponen un problema. Es una bajada rápida, con curvas peligrosas», advierte Rubiera, sugiriendo que las diferencias de tiempo pueden ser significativas en este tramo.
A medida que las ciclistas se acercan a Figaredo, aún quedarán 23 kilómetros por recorrer, donde la carrera debería estar ya muy fragmentada. La combinación de puertos y descensos a lo largo de la etapa está diseñada para seleccionar a las más fuertes del pelotón. Rubiera anticipa que, al final, solo quedará un grupo reducido de favoritas, mientras que muchas ciclistas habrán sido eliminadas de la contienda.
La etapa culminará con una subida épica, donde las corredoras, con sus equipos ya mermados, deberán enfrentarse a un terreno desafiante. La carretera, aunque ancha, presenta un asfalto muy degradado, lo que añade un nivel adicional de dificultad a la ascensión. Sin el apoyo de sus compañeros, las ciclistas más fuertes tendrán que luchar intensamente por la victoria en la clasificación general.
Rubiera concluye que esta etapa es una de las más emocionantes que se pueden realizar en la montaña central de Asturias, y promete ser un espectáculo que los aficionados al ciclismo no querrán perderse. La combinación de paisajes impresionantes, un recorrido desafiante y la competencia feroz entre las ciclistas hacen de esta etapa un evento destacado en el calendario deportivo. Con la Vuelta a España Femenina acercándose a su fin, todas las miradas estarán puestas en cómo se desarrollará esta etapa crucial y quién se coronará como la ganadora de la clasificación general.