La reciente muerte del Papa Francisco ha dejado un vacío significativo en el mundo católico y más allá. Isabel Celaá, embajadora de España ante la Santa Sede, ha compartido sus reflexiones sobre el pontificado de Francisco, destacando su valentía y su enfoque inclusivo hacia los problemas contemporáneos. Celaá, quien ha tenido la oportunidad de interactuar con el Papa en numerosas ocasiones, describe su carácter como irrepetible y su capacidad para conectar con la gente, independientemente de su trasfondo.
### Un Papa valiente y consciente del mundo
La exministra Celaá recuerda a Francisco como un líder que no solo se enfrentó a los desafíos de la Iglesia, sino que también fue un observador agudo de las injusticias del mundo. «Era consciente del mundo en el que vivía, un mundo tremendamente cruel y lleno de sufrimiento», afirma. Esta percepción le permitió abordar temas difíciles, como los abusos sexuales dentro de la Iglesia, con una claridad y firmeza que resonaron en muchos.
Francisco se opuso al clericalismo, una actitud que, según él, encerraba a la Iglesia en sí misma y la alejaba de las realidades del mundo. «Detestaba la idea de una Iglesia que se siente superior y solo habla de cosas de curas», señala Celaá. Su enfoque era inclusivo, buscando acoger a todos, independientemente de su orientación sexual o creencias. Esta postura, aunque aplaudida por muchos, también generó tensiones dentro de la Curia, donde algunos miembros no compartían su visión.
### La búsqueda de un cambio real en la Iglesia
A lo largo de su pontificado, Francisco buscó implementar cambios significativos en la formación de los nuevos nuncios, promoviendo la idea de que estos debían ser personas que vivieran los problemas de la gente y buscaran soluciones. Esto refleja su deseo de que la Iglesia no solo dictara normas, sino que también se comprometiera activamente con las necesidades del mundo real.
Celaá sugiere que, aunque Francisco comenzó su pontificado con gran energía y expectativas de modernización, enfrentó obstáculos que limitaron su capacidad para implementar todas sus ideas. Sin embargo, su legado de una Iglesia sinodal, en movimiento y abierta al diálogo, es un concepto que podría perdurar.
La embajadora también menciona que el futuro de la Iglesia dependerá de la elección de su sucesor. «Si la Iglesia retrocede y se encierra en sí misma será un drama», advierte. Sin embargo, confía en que el referente que ha dejado Francisco no será en vano, ya que su figura ha atraído a muchos y su influencia se sentirá a medida que pase el tiempo.
En un contexto mundial lleno de turbulencias, la posibilidad de un giro conservador en la Iglesia podría ser contraproducente. Celaá enfatiza que un Papa que se aísle no será la solución a los problemas actuales. La cercanía de Francisco con la gente, su sentido del humor y su capacidad para recordar detalles de conversaciones pasadas son aspectos que lo hicieron destacar.
La muerte del Papa Francisco marca el final de una era, pero su legado de compasión, inclusión y valentía seguirá inspirando a muchos. La Iglesia enfrenta ahora el desafío de encontrar un nuevo líder que continúe su misión de ser una voz para los pobres y vulnerables, y que mantenga la puerta abierta al diálogo y la comprensión en un mundo cada vez más dividido.