La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) ha ofrecido un concierto memorable en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, donde la música de Mozart y Bach se entrelazó en un programa que dejó una profunda huella en los asistentes. Bajo la dirección del violinista japonés Shunsuke Sato, la OSPA presentó un repertorio que no solo destacó la maestría de estos compositores, sino que también mostró la habilidad de la orquesta para interpretar obras de gran complejidad y belleza.
El concierto comenzó con la ‘Sinfonía n.º 1 en mi bemol mayor, K. 16’, una obra compuesta por un joven Mozart de apenas ocho años. Esta pieza, escrita durante su estancia en Londres, refleja la influencia de Johann Christian Bach, quien fue un importante mentor para el compositor salzburgués. La OSPA, con una formación que priorizaba la claridad y la sonoridad, ofreció una interpretación vibrante y elegante, capturando la esencia del estilo galante que caracterizaba a la música de la época.
### La Influencia de Bach en Mozart
Uno de los momentos más destacados del concierto fue la interpretación de la ‘Fuga en mi mayor BWV 878’, del ‘Clave bien temperado’ de Bach, que fue orquestada por Mozart en la K. 405/3. Esta obra sirvió como un puente entre los dos genios musicales, mostrando cómo Mozart rinde homenaje a su maestro. Sato, al frente de la orquesta, optó por una formación reducida que permitió una mayor claridad en el contrapunto, lo que resultó en una sonoridad sobria y precisa.
El ‘Concierto para violín n.º 1 en la menor BWV 1041’ de Bach fue otro de los puntos culminantes de la velada. En esta pieza, Sato se destacó no solo como director, sino también como solista, mostrando un fraseo y una articulación excepcionales. La orquesta, bajo su batuta, logró crear intensos contrastes dinámicos que mantuvieron al público cautivado. La interpretación fue un verdadero testimonio de la conexión entre el director y la orquesta, que trabajaron en perfecta sincronía para ofrecer una experiencia musical inolvidable.
### Un Cierre Espectacular
El programa continuó con la ‘Sinfonía en sol menor, op. 6 n.º 6’ de Johann Christian Bach, que trajo consigo un dramatismo característico del ‘estilo sentimental’. La OSPA abordó esta obra con gran energía y precisión, destacando los contrastes y los claroscuros que la componen. Este enfoque permitió que el público experimentara la riqueza emocional de la música, llevándolos a un viaje sonoro que culminó en una interpretación magistral del ‘Rondó K. 373’ de Mozart.
Finalmente, el concierto cerró con el ‘Molto allegro’ de la Sinfonía n.º 41 ‘Júpiter’, una de las obras más emblemáticas de Mozart. La orquesta, ampliada con trompetas, flauta y timbales, ofreció una interpretación vibrante que culminó en una arquitectura contrapuntística magistral. La célula melódica do–re–fa–mi, que había sido insinuada en la sinfonía inicial, alcanzó su máxima expresión en este final, dejando al público en un estado de éxtasis musical.
La OSPA, bajo la dirección de un virtuoso Sato, demostró estar en un excelente momento artístico, lo que fue recompensado con largos aplausos y vítores por parte del público. Este concierto no solo celebró la música de Mozart y Bach, sino que también reafirmó el compromiso de la OSPA con la excelencia musical y su capacidad para conectar con el público a través de la música clásica.
La velada fue un recordatorio del poder de la música para unir a las personas y evocar emociones profundas. La OSPA, con su interpretación apasionada y técnica, ha dejado una marca indeleble en la escena musical de Asturias, y su futuro parece prometedor con directores y solistas de la talla de Shunsuke Sato.