En el contexto político actual de Catalunya, Aliança Catalana ha emergido como un actor relevante en el Parlament, destacándose por su enfoque en la islamofobia y el rechazo a la inmigración, en lugar de centrarse en la causa independentista que ha dominado la política catalana durante años. Fundada en 2024 bajo el liderazgo de Sílvia Orriols, la formación ha captado la atención de los votantes al posicionarse como una alternativa radical en un panorama político en constante cambio.
La irrupción de Aliança Catalana en el Parlament se produjo con un discurso que no solo rechazaba a la población musulmana, sino que también prometía reactivar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Este enfoque ha permitido a Orriols obtener dos escaños en su primer año, y las encuestas actuales la sitúan como una posible cuarta fuerza en la Cámara, superando a partidos tradicionales como el PP y Vox. Sin embargo, lo que ha llamado la atención es cómo la islamofobia ha tomado protagonismo en su agenda política, relegando la independencia a un segundo plano.
### La Estrategia de Aliança Catalana: Islamofobia como Eje Central
Desde su llegada al Parlament, Aliança Catalana ha priorizado la islamofobia en su discurso y propuestas. En un año, Orriols ha presentado solo dos mociones, ambas centradas en el rechazo al islam: una solicitando el cierre de mezquitas y otra proponiendo la prohibición del uso del velo en espacios públicos. Ambas iniciativas fueron rechazadas por el cordón sanitario que la mayoría de los partidos impone a la extrema derecha, pero lograron dar visibilidad a la formación y su mensaje.
Este enfoque ha sido eficaz para captar el descontento social, especialmente en un contexto donde la inmigración y la inseguridad son preocupaciones crecientes entre los catalanes. Según el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió, la vivienda es la principal preocupación, seguida de la insatisfacción política, la inmigración y la inseguridad. Aliança Catalana ha sabido capitalizar este malestar, asociando la inmigración con la inseguridad y presentando al islam como una amenaza para la convivencia.
Orriols ha sido clara en su rechazo a la independencia, argumentando que el independentismo es actualmente minoritario en el Parlament. A pesar de que el 40% de los catalanes aún apoya la independencia, la líder de Aliança ha optado por no presentar propuestas relacionadas con el ‘procés’, evitando así la escenificación del rechazo por parte de la Cámara. En su lugar, ha enfocado su discurso en la necesidad de una mayoría independentista para aplicar el mandato del 1 de octubre, pero sin comprometerse a acciones concretas.
### Un Parlament en Crisis: La Antipolítica como Estrategia
La falta de una mayoría clara en el Parlament ha llevado a Aliança Catalana a adoptar una postura crítica hacia todos los partidos, a los que Orriols califica de «casta» que vive «de espaldas a los catalanes». Este discurso antipolítico ha resonado con un electorado cansado de la corrupción y la ineficacia de los partidos tradicionales. En este sentido, Aliança ha encontrado un filón electoral al posicionarse como una alternativa radical que no teme desafiar el status quo.
Además, la formación ha coincidido en algunas iniciativas con partidos de izquierda, como la CUP, en cuestiones como la reducción del sueldo de los diputados. Sin embargo, su rechazo a las propuestas soberanistas de Junts y ERC, así como su negativa a negociar con el Gobierno central, subraya su postura radical y su deseo de distanciarse de las estrategias tradicionales del independentismo.
A medida que se acercan las próximas elecciones, el futuro de Aliança Catalana dependerá de su capacidad para mantener el apoyo popular y seguir capitalizando el descontento social. Su enfoque en la islamofobia y la crítica a la política tradicional podría ser un arma de doble filo, ya que, aunque le ha permitido ganar visibilidad, también podría alienar a votantes que priorizan la independencia y la cohesión social.
En resumen, Aliança Catalana ha logrado posicionarse como un partido relevante en el Parlament, pero su éxito a largo plazo dependerá de su habilidad para equilibrar su discurso radical con las preocupaciones más amplias de la población catalana. La islamofobia ha sido su bandera, pero el desafío será cómo navegar en un paisaje político que sigue siendo complejo y multifacético.