El consumo de gas natural en Asturias ha experimentado un notable aumento del 47% durante el verano de 2025, un fenómeno que ha captado la atención de expertos y ciudadanos por igual. Este incremento se debe a dos factores principales: las medidas implementadas por Red Eléctrica de España para asegurar la estabilidad del sistema eléctrico y la reconversión de la central térmica de Aboño, que ha cambiado su fuente de energía del carbón al gas natural.
La transición energética hacia fuentes más limpias y sostenibles es un proceso que se está llevando a cabo en diversas regiones de España, y Asturias no es la excepción. La región ha comenzado a adoptar el gas natural como un combustible intermedio en su camino hacia la energía renovable. Según datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), el consumo de gas natural alcanzó los 1.150 gigavatios hora en julio y se mantuvo por encima de los 1.000 gigavatios hora en agosto, sumando un total de 2.197 gigavatios hora en comparación con los 1.493 del mismo periodo del año anterior.
Este aumento en el consumo de gas se ha visto impulsado en gran medida por la mayor actividad de las centrales de ciclo combinado de EDP en Soto de Ribera. Estas plantas han incrementado su producción en un 33% en lo que va del año, especialmente después del apagón que afectó a la red eléctrica en abril. Las fuentes del Grupo ASE, una consultora especializada en ingeniería y regulación energética, han señalado que Red Eléctrica de España ha establecido un mínimo del 8% de generación a partir de ciclos combinados de gas para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.
La reconversión de la central térmica de Aboño también ha sido un factor determinante en este aumento del consumo. La alianza entre EDP y el Grupo Masaveu ha invertido más de 40 millones de euros en transformar el grupo 2 de la central, que anteriormente funcionaba con carbón, para que ahora utilice gas natural y gases siderúrgicos provenientes de la planta de ArcelorMittal en Veriña. Esta transformación, que requirió 16 semanas de trabajo y más de un año de preparación, ha permitido que la central comience a generar electricidad de manera más eficiente y menos contaminante.
La transición de Aboño hacia el gas natural no solo representa un cambio en la fuente de energía, sino que también refleja un compromiso con la sostenibilidad y la reducción de emisiones de carbono. Este tipo de iniciativas son esenciales en el contexto actual, donde la lucha contra el cambio climático y la búsqueda de fuentes de energía más limpias son prioridades globales.
El impacto de estas transformaciones se ha notado rápidamente en las estadísticas de consumo de energía en Asturias. La mayor utilización del gas natural ha permitido a la región adaptarse a las exigencias del sistema eléctrico, especialmente en momentos de alta demanda. Sin embargo, este cambio también plantea preguntas sobre la dependencia del gas como fuente de energía y su papel en la transición hacia un futuro más sostenible.
A medida que Asturias avanza en su camino hacia la sostenibilidad, es crucial que se evalúen las implicaciones a largo plazo de la dependencia del gas natural. Si bien es cierto que el gas es una alternativa más limpia en comparación con el carbón, también es un combustible fósil que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, es fundamental que las políticas energéticas de la región se enfoquen en la promoción de fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, que pueden ofrecer soluciones más sostenibles a largo plazo.
En resumen, el aumento del consumo de gas en Asturias durante el verano de 2025 es un reflejo de los cambios en la infraestructura energética de la región y las medidas adoptadas para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico. La reconversión de la central térmica de Aboño y el incremento en la producción de las centrales de ciclo combinado son pasos importantes hacia la transición energética, pero también es esencial que se mantenga un enfoque en la sostenibilidad y la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles en el futuro.