La reciente muerte de Dulce Xerach Pérez, una figura prominente en la política y la cultura de Canarias, ha dejado una profunda huella en la sociedad canaria. Su fallecimiento, ocurrido en un hotel de Madrid mientras asistía a una cita legal, ha conmovido a muchos que la conocieron y apreciaron su trabajo. Dulce, nacida en Tacoronte en 1969, fue más que una política; fue una defensora incansable de la cultura y el patrimonio de su tierra.
### Trayectoria política y cultural
Dulce Xerach comenzó su carrera política en la Alianza Popular Canaria (ATI) antes de unirse a Coalición Canaria, donde ocupó varios cargos de responsabilidad. Su trayectoria incluye ser consejera de Cultura del Cabildo, viceconsejera de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, y diputada en el Parlamento regional. Su compromiso con la cultura canaria fue evidente en cada uno de sus roles, donde luchó por preservar y promover el patrimonio cultural del archipiélago.
Uno de sus logros más destacados fue la rehabilitación del antiguo tanque de combustible de Cepsa en Santa Cruz de Tenerife, que se transformó en un espacio expositivo conocido como El Tanque. Este proyecto no solo revitalizó un espacio industrial, sino que también se convirtió en un punto de encuentro para la cultura contemporánea en la isla. La visión de Dulce de convertir un depósito de combustible en un centro cultural refleja su capacidad para ver el potencial en lo que otros consideraban obsoleto.
Dulce también fue una figura clave en la creación del TEA Tenerife Espacio de las Artes, un proyecto que buscaba dar visibilidad a la obra de artistas contemporáneos y fomentar el diálogo entre diferentes disciplinas artísticas. Su pasión por la cultura la llevó a involucrarse en diversas iniciativas que buscaban enriquecer la vida cultural de Canarias, siempre con un enfoque en la inclusión y la diversidad.
### Amor por la arquitectura y su legado
Además de su carrera política, Dulce Xerach fue abogada y doctora en arquitectura, lo que le permitió tener una perspectiva única sobre el desarrollo urbano y la planificación arquitectónica. Su matrimonio con el arquitecto Fernando Menis fue una colaboración creativa que unió sus pasiones. Juntos, trabajaron en proyectos que no solo embellecieron el paisaje canario, sino que también promovieron la sostenibilidad y la innovación en la arquitectura.
Dulce era conocida por su habilidad para comunicar la importancia de la arquitectura en la vida cotidiana. Su papel como profesora asociada en el Departamento de Urbanismo e Historia de la Arquitectura le permitió compartir su conocimiento y pasión con las nuevas generaciones de arquitectos. Su enfoque educativo se centraba en la necesidad de entender la arquitectura no solo como una disciplina técnica, sino como una forma de arte que impacta directamente en la calidad de vida de las personas.
Su legado perdurará en los edificios que ayudó a diseñar y en los espacios culturales que promovió. La capacidad de Dulce para conectar la política con la cultura y la arquitectura la convirtió en una figura única en la historia de Canarias. Su vida fue un testimonio de cómo la pasión y el compromiso pueden transformar comunidades y enriquecer la vida de las personas.
La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de tributos en las redes sociales, donde amigos, colegas y admiradores han compartido sus recuerdos y reflexiones sobre su impacto en la sociedad canaria. La incredulidad y el dolor por su partida son palpables, y muchos coinciden en que su ausencia dejará un vacío difícil de llenar.
Dulce Xerach no solo fue una política y una arquitecta; fue una visionaria que entendió la interconexión entre la cultura, la política y la arquitectura. Su vida y su trabajo seguirán inspirando a aquellos que buscan hacer de Canarias un lugar mejor, más inclusivo y culturalmente rico. Su legado es un recordatorio de que cada uno de nosotros puede contribuir a la construcción de un futuro más brillante a través de la pasión y el compromiso con nuestras comunidades.