Luis Antonio Ribot García, catedrático de Historia Moderna y miembro de la Real Academia de la Historia, ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar la época de los Austrias, centrándose especialmente en el reinado de Carlos II. Su reciente publicación, ‘Carlos II. El final de la España de los Austrias (1665-1700)’, busca ofrecer una perspectiva más equilibrada sobre este monarca, que a menudo ha sido objeto de interpretaciones sesgadas.
Ribot, quien ha sido profesor en la Universidad de Valladolid y en la UNED, ha estado vinculado a Gijón durante más de 50 años, donde ha escrito gran parte de su obra. En una reciente entrevista, el historiador explicó que su interés por Carlos II surge de la necesidad de explorar un periodo que ha sido históricamente menospreciado. «Su reinado se ha considerado un momento de decadencia, pero hoy en día se reconoce que es uno de los periodos más estudiados debido a los vacíos que existían en su comprensión», afirmó Ribot.
El historiador destaca que la percepción de personajes históricos como Carlos II a menudo se reduce a visiones simplistas, donde se les categoriza como buenos o malos. Esta polarización dificulta la comprensión de la complejidad de sus vidas y reinados. Ribot señala que uno de los mayores retos para los historiadores es comunicar una visión más matizada al público general, que tiende a aferrarse a narrativas simplificadas.
En su análisis, Ribot también establece paralelismos entre la historia de España en el siglo XVII y la situación actual del país. Menciona la división entre la Corona de Aragón y Castilla durante la transición a los Borbones, sugiriendo que las tensiones territoriales que surgieron en ese momento aún resuenan en la España contemporánea. «Las mentalidades y formas de trabajo de esa época no son tan diferentes de las actuales», reflexiona.
El catedrático también aborda la importancia de la divulgación histórica en la actualidad. Asegura que, aunque la novela histórica puede atraer a un público más amplio, es fundamental que los lectores comprendan la diferencia entre la ficción y la realidad histórica. Ribot sostiene que la mala novela histórica altera la realidad y, en consecuencia, destruye la historia. Sin embargo, reconoce que la buena novela histórica puede servir como un puente hacia un mayor interés por la historia real.
«La gente tiende a lo fácil y se siente atraída por narrativas que, aunque no son precisas, son más entretenidas», explica Ribot. A pesar de esto, él considera que es esencial fomentar un interés genuino por la historia, especialmente entre los jóvenes.
El catedrático menciona que la Real Academia de la Historia ha implementado iniciativas para atraer a un público más joven, como la publicación de un diccionario biográfico español en línea que ha recibido millones de visitas. Sin embargo, lamenta que en los planes de estudio actuales se esté dando cada vez menos importancia a la historia.
En cuanto a su obra, Ribot revela que gran parte de ‘Carlos II. El final de la España de los Austrias’ fue escrita en Gijón, un lugar que considera fundamental en su proceso creativo. «Aquí tengo mi despacho y puedo trabajar igual que en casa, así que hay capítulos enteros que se han escrito aquí», comenta.
La obra de Ribot no solo busca desmitificar la figura de Carlos II, sino también ofrecer una visión más completa de un periodo que ha sido malinterpretado a lo largo de la historia. A través de su investigación, el historiador espera contribuir a una comprensión más rica y matizada de la historia de España, destacando la importancia de la rigurosidad en la investigación histórica frente a las narrativas simplificadas que a menudo predominan en la cultura popular.